20080308

votar no es solo un privilegio para el ciudadano, es un deber moral para el demócrata.

Mañana es nueve de Marzo, mañana es otro día histórico en este país. La ciudadanía vuelve a tener el privilegio de elegir un gobierno nacional legítimo. Despues de los debates entre los dos aspirantes reales a la presidencia del gobierno y una intensa campaña, es hora de elegir.

Los candidatos llevan cuatro años haciendo diversos tipos de política, uno desde el gobierno, el resto desde la oposición u otros puntos de vista. El curso de las cosas siempre es algo a tener en cuenta para el votante, junto con la importante campaña electoral previa al gran día, en la cual los candidatos al nuestro voto proponen e intentan demostrar lo que pueden conseguir para nosotros, pues son, se supone, nuestros representantes en el gobierno de nuestro país.
Partidos nacionalistas, de izquierdas y el partido popular deben demostrar a sus seguidores que en realidad les representan. Esto, así como ser competentes y servir a los ciudadanos, es el deber de los políticos españoles. Claro está que no lo cumplen siempre, y algunos, solo de vez en cuando. Esto es otra cosa a tener en cuentas.



Pero si algo es importante, diferencial, íntimo y personal, son nuestros ideales, nuestras ideas y la forma en que pensamos que debe ser la política y como debe ser un gobierno. Por eso, y por otras razones, estoy en contra del partidismo. “Ser de un partido” es en gran medida negar los principios democráticos, pues como bien propuso
Jean-Jacques Rousseau (1712 – 1780), sabio ilustrado, para que el contrato social sea eficaz los ciudadanos deben elegir lo que consideran mejor para ellos. Al escoger todos los ciudadanos lo que es mejor para ellos, lo que escoja una mayoría se acepta como lo mejor para todos. Con esto se logra crear un gobierno legítimo y acordado entre el conjunto de los ciudadanos. Las minorías renuncian por el bien de la mayoría, y por el bien de todos, pues el ciudadano libre no siempre forma parte de la minoría, si no que unas veces, según lo que crea y lo que le convenga, formará parte de una minoría o de una mayoría.Esto es lo bonito de la democracia; poder elegir. Renunciamos a nuestra libertad natural, la que nos permite hacer cuanto nuestra fuerza nos permita imponer a los demás, por la libertad civil de elegir en comunidad por el bien común y también, y muy importante, derecho a la propiedad privada (que se desarrolla en un sistema de capitalista, de trabajo y méritos).

Por que no solo es un privilegio de ciudadanos libres en países democráticos, si no por que también es un deber moral para todo ciudadano que, mediante su opinión, quiere colaborar por el desarrollo de su sociedad y de su progreso político y social. Esto es valido tanto para la gente de derechas, más pragmáticos y capitalistas que buscan principalmente un progreso económico importante, como para la gente de izquierdas, más idealistas que pragmáticos y como principal preocupación las leyes sociales y de convivencia (Desde luego estas definiciones no comprenden extremismos ni gente de falsas izquierdas. Por desgracia hay demasiado de ambas cosas en democracia. Por esto y otros motivos este tipo de gobierno, al igual que el ser humano, es imperfecto, pero sigue siendo el mejor de los males). Cuidemos el sistema democrático, desarrollémoslo, participemos de él, de la democracia y las libertades civiles. Votemos.