20090509

paseo a la playa del vilar el 1 de mayo.

Antes de subir, la naturaleza se refleja en el coche.

Como detrás de un velo rojo, solo nos deja intuir sus formas.



En el momento de abrir la puerta
surgen los pequeños detalles entre la hierba.

El interior es artificial,

plástico y metálico,
pero la naturaleza del camino se filtra por las ventanas.

La brisa ofrece sensaciones de libertad.

El sol araña los dedos, intentando dejar su marca en la piel.

Poesía y vandalismo, todo puede ser un tesoro
si lo encuentras en el camino hacia un lugar hermoso.

Mientras contemplo la belleza que comienza a surgir a través de las ventanillas, me doy cuenta de que la civilización queda atrás.

El mar de asfalto se funde con del océano Atlántico
cuando estamos a punto de llegar.

El hombre pone prohibiciones a su libertad y modifica la naturaleza
a favor de lo que considera correcto.

Pero esta no sabe de límites o restricciones
y se adueña de lo que siempre fue suyo.

Cuando todo es bello los detalles se pierden.

¿Quién no tendría ganas de asomarse a mirar?

El viento y la arena crean extrañas edificaciones en granito.

En algunos lugares incluso la basura es hermosa
¿Qué vale más, el cuadro o el marco?

Arquitecturas efímeras hablan de antiguos campos de juegos.

Y el viento avisa al visitante de que es tiempo de marchar,
mientras este juega con la vegetación.

Ya de vuelta las sombras nos hablan de nuestra propia naturaleza.

Artificial.